Aeroméxicotuvo un regreso triunfal a la Bolsa Mexicana de Valores la semana pasada, levantando 330 millones de dólares. Y aunque la presencia de la aerolínea es positiva para el mercado accionario nacional, los inversionistas harían bien en proceder con cautela.
Para la BMV, la oferta pública de Aeroméxico son buenas noticias. A nuestra bolsa le urge atraer más empresas, así como ampliar la gama de sectores de la economía mexicana que están representados en ella. Pero esto no significa que sea una inversión de poco riesgo.
Es verdad que grandes fortunas se han hecho invirtiendo en la aviación. Pero muchas más se han perdido. En Estados Unidos, por ejemplo, si sumamos los resultados acumulados de todas las aerolíneas que cotizaron en bolsa durante el siglo pasado llegamos a pérdidas. En México, tanto Aeroméxico como Mexicana, nuestras dos aerolíneas bandera, han tenido que ser rescatadas por el gobierno en el pasado. Hace apenas un año Mexicana tuvo que entrar de nuevo a concurso mercantil y dejar de volar debido a su débil posición financiera.
Aeroméxico se benefició de la salida del aire de Mexicana, lo que le permitió subir precios y posicionarse mejor para su salida a bolsa. Pero en mi opinión no lo suficiente para justificar la valuación de cerca de 2 mil millones de dólares que obtuvo.
El negocio de la aviación es un negocio intrínsicamente volátil. Su costo más importante es la turbosina, cuya reciente tendencia al alza impacta directamente la rentabilidad de las líneas aéreas, incluyendo por supuesto la de Aeroméxico.
Después están los costos laborales. Pese a lograr ciertos avances con sus sindicatos, Aeroméxico continúa cargando con una estructura de costos laborales muy elevada. Con su salida a bolsa y una valuación tan alta, se ve difícil que pueda convencer a los sindicatos de aceptar recortes significativos en sus prestaciones.
Por último está la mayor competencia que enfrenta Aeroméxico en el mercado nacional. Competidores más ágiles y con menos cargas laborales, como Interjet y Volaris, le están pisando los talones. Existe también la posibilidad (aunque remota) de que Mexicana resurja de su concurso mercantil con su casa en orden para competirle.
Pase lo que pase, el que ya salió ganando es Banamex, quien fue quien lideró un grupo de inversionistas en la compra de Aeroméxico en 2007. Banamex ha ganado en todos los aspectos de la transacción: desde las comisiones que ha cobrado como asesor financiero y principal colocador de la reciente oferta publica, hasta los clientes que ha obtenido con su tarjeta Banamex-Aeroméxico y las pérdidas de la aerolínea que probablemente pudo aprovechar. Y a todo esto habría que añadirle ganancias en papel de cerca de ocho veces lo que pagó por la empresa hace menos de cuatro años.
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