Esto hizo que una patrulla policíaca le siguiera y ordenara parar la unidad 109 de la línea del Tufesa; tampoco obedeció y cuando llegaron a la calle 26, después de un kilómetro de ser perseguido, ya iban tres patrullas tras él.
Al salir de la ciudad rumbo a Empalme, ya eran seis patrullas que no pudieron detenerlo ante la velocidad alcanzada y para no agregar riesgos. Debió llegar a la terminal empalme y allí el jefe de la Policía de Tránsito en el puerto, Javier Velderráin Paredes, le llamó la atención junto con los agentes empalmenses, pero la reacción fue asegurar la puerta, no bajar ni dejar bajar al pasaje.
Policías municipales rodearon la unidad pero no lo convencieron de abrir la puerta y bajar, ni señalándole que podría ser acusado de secuestrar a los viajeros.
Llamaron a los gerentes de Guaymas y Empalme de esa línea y así lo convencieron, aunque también influyó que una grúa llegó al sitio a trasladar la unidad a la sede policíaca empalmense.
Al bajar, desapareció. Sin embargo, la empresa dijo que se haría responsable de que se presente y responda por faltas como resistencia a particulares y exceso de velocidad.
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